Sabes, ayer fui al café
me senté en la misma mesa
y pedí el mismo capuchino...
con almendras, claro... como me gusta.
aunque a decir verdad estuve tentado
a pedir aquel que tú tanto prefieres.
Me senté digamos en la misma silla
no lo sé...
eso si, del mismo lado,
y como siempre endulce de mas el café;
la tarde y la platica eran muy parecidas a las nuestras
y aunque reí lo suficiente,
por momentos quizás quise llorar.
Ayer por la tarde fui al café
me senté en la misma mesa
pero con alguien que no eras tú
tomé el mismo café,
y aunque lo endulce demasiado como siempre
no me supo igual,
no me supo a tu mirada...
a tus labios...
a ti.
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